12 de diciembre de 2010

Reseña: Jin-Roh: The Wolf Brigade.


Ficha Técnica:
  • Nombre: Jin-Roh: The Wolf Brigade
  • Tipo: Película
  • Género: Político, Militar, Drama, Psicológico
  • Estudio: Production I.G
  • Año: 1998
  • Capítulos: 1

Sinopsis:

"Jin-Roh" se desarrolla en un pasado alternativo para Japón, en el que debido al crecimiento económico desenfrenado se generan grandes tensiones sociales, que terminan con la aparición numerosos grupos terroristas, que terminan por converger a uno llamado "Secto". El gobierno, maniatado por una constitución que impide el uso del ejército, decide echar mano de una corporación privada para poner orden en las calles, constituyendo las brigadas Kerberos, fuertemente militarizadas y dedicadas a eliminar terroristas sin muchos miramientos allá donde aparezcan. Fuse es uno de estos paramilitares, que en una operación se encuentra con una "caperucita roja", una niña de las que los terroristas se sirven para transportar armas y explosivos. Él es incapaz de matarla, y ella detona la carga que llevaba encima. Tras ser degradado por no haber disparado, Fuse es apartado del servicio y conoce a Handa, la hermana de la terrorista muerta, con la que comenzará a relacionarse de una manera un tanto enfermiza, preso por los remordimientos.

Reseña Crítica:

Hablar de Mamoru Oshii, es hablar de una de las personalidades más enigmáticas e influyentes de las últimas décadas. A lo largo de los años se ha caracterizado por sus obras de un marcado carácter metafórico, simbólico y existencialista, pero el repertorio de Oshii va muchos más allá. Con Jin Roh nos demuestra su excelsa capacidad para narrar una historia más mundana, y aún así, incluir sus simbolismos y metáforas a lo largo de esta obra.

Jin-Roh: The Wolf Brigade nos traslada a un futuro alterno del Japón post-moderno, en el cual se nos muestra una sociedad tratando de sublevarse ante las tensiones políticas, sociales y económicas que aquejan a una sociedad y un gobierno en total decadencia. Si lo pensamos bien este argumento de Oshii no está nada alejado de la realidad, y es precisamente esto lo que hace a esta obra tan interesante, ya que se sale un poco de sus temáticas habituales, para dejarnos saber su preocupación por el rumbo que están tomando las decisiones de las personas en una sociedad cada vez más endeble.

Es precisamente este aspecto humano lo que sobresale en esta obra, ya que podemos hablar mucho sobre el aspecto político y militar, pero sin duda alguna el centro de esta historia se ve retratado en las decisiones y el sentimiento de culpa que persigue a Fuse personaje principal de la historia. El suceso con el cual Fuse queda marcado, es algo de lo más normal cuando hablamos de una persona combatiendo a un grupo terrorista, pero lo interesante de esto es como Mamoru Oshii se las arregla para darnos no sólo una lección de vida, sino que por medio de su narrativa fatídicamente lenta hacernos participes de tan profunda historia. Si hablamos a grandes rasgos sobre el completo significado de esta obra, este no es otra cosa, que una muestra de lo agobiante que pueden ser los sentimientos de culpa para un ser humano, y como muchas de las veces, pese a que la persona ya nos ha perdonado, nosotros mismo no aprendemos a perdonarnos y nos condenamos a vivir con esa pena que agobia nuestro ser.

Si hablamos de la forma en que se narran las diferentes vertientes de la historia, es aquí donde se encontraran las principales discrepancias entre las personas que han visto esta producción. Para muchas personas este es el único punto malo de la historia, ya que esto le resta realce a los puntos álgidos de la historia, pero por otra parte para aquellos que hemos seguido todas las obras de Mamoru Oshii, sabemos que este es sin duda su mejor ingrediente, ya que solo con esta narrativa tan lenta, es como Oshii nos puede llevar a un punto de reflexión sobre el contenido de la obra.

Por otra parte y adentrandonos un poco en los aspectos que acompañan tan excelente historia, es innegable que el mejor de estos es la animación. Las secuencias lentas y un tanto lúgubres, contrastan de excelente manera con la melancolía que invade a los personajes principales, además de que sirven como detonante para la exploración de los múltiples simbolismos y metáforas que Oshii le imprime a la historia. Por otra parte, la paleta de colores enmarca fielmente la decadencia de una sociedad desconforme y oprimida.

Quizá el único punto malo que tiene Jin-Roh recae sobre la reducida banda sonora que acompaña a este proyecto. Está claro que el proyecto a puesta por una narrativa más visual y contemplativa, dejando la parte musical para las escenas de mayor peso en la historia, pero en lo personal me hubiera agradado el que hubiera existido mayor acompañamiento para las escenas y brindar una experiencia más envolvente y completa.

En términos generales no cabe duda de que Mamoru Oshii nos vuelve a regalar una obra de arte en toda la extensión de la palabra. Jin-Roh nos vuelve a demostrar nuevamente los alcances que tiene Mamoru Oshii como director y creador de tan original obra, en la cual no sólo se retrata la vida bajo un gobierno totalitario y la desesperada lucha de un pueblo por sublevarse, sino que además a base de metáforas tan simples como la de “caperucita roja” y escenas simbólicas que retoman la frase “el hombre un lobo para el hombre” de Thomas Hobbe, nos muestra una de las tantas facetas que tiene el ser humano.


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